sábado, 21 de mayo de 2011

El comienzo del juicio final (21 de mayo del 2011).

Hemos leído, escuchado comentar o visto algún letrero, noticia o artículo promoviendo el final de los tiempos;  que hoy 21 de mayo del 2011 será el fin del mundo, el final de la raza humana y esto es algo grave.  
Este tipo de noticia tiene que preocuparnos íntimamente de alguna manera;  forzarnos a preguntarnos si estamos preparados para tal fin.  ¿Si así fuera estaré preparado para ser juzgado por nuestro Creador?  No lo creo.  Por más seguros que estemos de nosotros como cristianos nos debe preocupar si hemos hecho lo que Dios nos ha pedido y,  por lo que seremos juzgados,  el amor al prójimo como a nosotros mismo  y llevar la buena noticia  al que no tiene acceso a ella.
Por los últimos días he leído artículos similares, predicciones, revelaciones, cálculos que proyectan con tal exactitud esta fecha; pero como cristiano, seguidor de nuestro Señor Jesucristo, sabemos que solo el Padre, el Creador  conoce el día y la hora, pero también me he dado de cuenta que lo que se avecina es algo peor aún, el hombre tomando riendas de su vida sin la intervención de Dios.
Haciendo referencia a la epístola a los romanos, en los primeros capítulos vemos que se presenta este mismo tema que nos preocupa tanto, lo que será el fin del mundo o por lo menos el inicio del final; y les adelanto el secreto que nos ayudara sobrepasar la preocupación y el final mismo.

Como nos indica Pablo siervo de Cristo Jesús apóstol por vocación en este pasaje (Romanos 1: 16-17):“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

¿Desde que hemos conocido de Dios sabemos que Dios es amor y no castiga, cierto? En estos primeros capítulos de la epístola a los romanos se nos advierte que aunque Dios nos ama y no castiga si estaremos todos los hombres sin excepción, bajo la ira de Dios.  Y sabemos que la ira de Dios se ha manifestado en el pasado, contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia.  Tenemos que darnos cuenta que la ira de Dios no es violenta, sino pasiva, su procedencia proviene de verdadero amor; pero los resultados pueden ser devastadores y puramente violentos.   
La ira de Dios que se ha manifestado en el pasado y de la que hablamos; es la entrega que Dios nos hace de vivir nuestras vidas a los deseos de nuestros corazones.  No es un abandono sino que respetando nuestro albedrio y decisiones nos permite este espacio.  Sabemos y entendemos los efectos que esto  puede tener en nuestras vidas, lo más claro que podemos visualizar estos es; como los padres de familia con sus hijos. 
Como padres amamos a nuestros hijos y hacemos lo que esté en nuestro alcance para que tengan lo que no tuvimos y a veces caminamos la milla extra y hasta nos doblamos al revés para satisfacer sus necesidades.  Y cuando los vemos desviarse del buen camino; les corregimos.  Les hacemos darse cuenta de sus errores y les ayudamos integrarse nuevamente en el buen camino. 
Pero que sucede cuando nuestros hijos se desvían, y no hacen caso a las correcciones  que le ayudaría a retomar su curso por el buen camino.  Les vemos caer, hundirse, tocar fondo cada vez más profundo y nada que les digas o hagas por ellos parece llegarles; los padres no tienen ya ningún control sobre ellos y le deja que aprendan por sus propias experiencias así sea que sus acciones le llevan al final de sus vidas.
Sabemos que Dios interviene en la historia del ser humano, lo hemos visto diariamente y lo hemos leído en la sagrada Biblia.  Dios como padre no nos abandono a la muerte cuando Adán y Eva  pecaron, sino que nos corrigió tomándonos fuera del edén, a este mundo que hoy vivimos y haciéndonos trabajar por nuestro sustento, pero interviniendo como buen padre que quiere darnos lo que no tiene de nosotros, dando la milla extra y hasta dando a su unico hijo para asegurarnos un futuro a este Edén prometido que hemos perdido con nuestros pecados.
Y aunque parezca que el final está cerca y Dios como un padre no encuentra la manera de hacernos entender su plan, ha tenido que recurrir al único amor que puede cambiar nuestras formas de vida. Dejándonos vivir nuestras vidas según nuestros deseos,  los deseos de nuestros corazones y esto suele ser catastrófico.
El corazón del hombre ha probado ser un órgano corrupto, que con sus acciones y egoismo no le espera nada más que su propia destrucción y al no tener a Dios que interceda es evidente que es una destrucción descontrolada, violenta, catastrófica y puede convertirse en el tan temible final de la humanidad.
Atraves de la historia Dios ha manifestado que escucha todas nuestras oraciones y no se olvida de nadie. Pero nos advierte que vivimos en una sociedad destinada a la destrucción. Con la perdida de Dios en nuestras vidas y sin la gracia que nos guie por el buen camino, la maldad, la lujuria, los deseos y  inmoralidad de las leyes de políticos corruptos; nuestros países sufrirán porque hemos perdido la comunicacion con el y no todo el mundo reza para detener estas acciones de hombres y mujeres sin corazon; y sin Dios en sus corazones.
También advierte a los hombres y mujeres que cargan sillas de autoridad que tendrán que contestar ante Dios sus acciones como hijos de Dios quien es su Creador.  Y les recuerda que Dios no les creo odiándolos desde su concepción sino que los ama y le ofrece la oportunidad de convertirse de su mal obrar, por no querer aceptar su gracia, por preferir ser ricos en vez de humildes, por escoger su propio yo sobre los demás. Por estas razones sus países sufrian problemas financieros y seguirán por el camino de la ruina si sus hijos no rezan para que esto cambie.
Dios nos a dicho que todas las cosas grandes, pequeñas pueden ser mitigadas, curadas, restablecidas, recobradas y hechas nuevamente si hay oración. Nos invita a la oración diaria para que nuestros países mejoren y los políticos se conviertan de sus malas obras y nuestros países se restablezcan en naciones de amor y obediencia a Dios nuestro padre en el cielo.
Dios nos invita a que oremos por nuestras naciones, por los líderes gubernamentales para que se conviertan a los principios de la ley de Dios, por los pecadores en nuestros hogares, por los pecadores en nuestras familias, por nuestras almas para que hagan la voluntad de Dios aquí en la Tierra, para que vivamos los mandamientos de nuestras vidas, para que amemos a nuestros vecinos como a nosotros mismos, para que demos de lo propio, porque es mejor dar que recibir.
Dios nos recuerda que dio su vida por nosotros en la cruz por todos nuestros pecados para que podamos vivir una vida plena en la Tierra y eterna con él en el cielo.
Nos invita a que recemos por los que rehúsan su amor y por aquellos que han sido lastimados gravemente y por aquellos que han sido abusados cuando niños porque se les hace difícil abrir sus corazones a Él pero que abriendo sus corazones encontraran la paz que buscan, si perdonan a sus ofensores; porque el secreto de la curación se encuentra en el verdadero perdón de sus ofensores o de quien los han abandonados. Y nos pide que reflexionemos en esta cita tomada de San Marco capitulo 11 versículos 25 y 26 que dice: “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.

Jesús nos invita a que oremos por las siguientes intenciones:
  • 1.   Oremos diariamente por inmoralidad de las leyes establecidas por hombres y mujeres sin Dios en su corazón, por su conversión, por los políticos y líderes gubernamentales.
  • 2.   Oremos diariamente por las naciones y su mejoramiento de la depresión económica que los ahoga.
  • 3.   Oremos diariamente para que Dios nuestro padre misericordioso restablezca nuestros países al amor y obediencia a él.
  • 4.   Oremos diariamente para todos los hombres y mujeres regresen a los principios de la ley de Dios.
  • 5.   Oremos diariamente por los pecadores en nuestros hogares y en nuestras familias.
  • 6.   Oremos diariamente por nuestras almas para que hagan la voluntad de Dios y vivan los diez mandamientos, para amen a sus prójimos y así mismos.
  • 7.   Oremos diariamente por aquellos que han sido lastimados gravemente por otros a través del abuso sexual, abuso físico o abandono por sus padres.
  • 8.   Oremos diariamente para que perdonemos a quienes nos han hecho daño, para que nuestro Señor saque de nuestros corazones, el coraje, el odio hacia quienes nos han lastimado durante nuestras vidas desde nuestra concepción hasta el día de hoy.
Si el final del mundo que conocemos nos impresiona para predecir, calcular con exactitud el que fuera hoy 21 de mayo del 2011,  más nos debería preocupar con mucho mas alarma la perdida de Dios en nuestras vidas porque lo hemos ido perdiendo poco a poco por nuestras propias decisiones, acciones y egoísmo. 
Nos debería aterrar solo el saber que desde ahora hasta el final de los tiempos Dios no intervendrá en nuestras vidas, aunque esté presente y esto debe ser la única razón de terror para un cristiano ya que por mucho tiempo Dios ha dejado las riendas de nuestras vidas a los deseos de nuestros corazones.
Son dos mil años de evangelio, del amor de Dios, del amor al prójimo, tiempo de tomar seriamente el mensaje de la buena nueva y hemos avanzado muy poco. Mientras más modernizados y tecnológicamente hablando avanzamos más atrasados, deshumanizados, insensibles nos convertimos y más nos alejamos de Dios. Y este no es el plan de Dios, ni lo que él quiere para nosotros, sino resultado del deseo del hombre al no integrar a Dios en sus vidas.  Dios mismo nos lo ha dicho, que el escucha todas nuestras plegarias, oraciones, peticiones y no se olvida de nadie; ni de los suyos.  Solo el Padre sabe el dia y la hora del final de esta vida terrestre, pero los ultimos dias sabremos nosotros mismos atraves de nuestras acciones del final de nuestras vidas.
Acerquémonos a él; no porque el fin del mundo está cerca; sino porque lo deseamos en nuestras vidas, porque le necesitamos en ellas, porque la vida no es igual sin él.  Tenemos una lista por donde comenzar a entablar una comunicación con Dios.  Oremos como se nos ha pedido y preocupémonos de lo que verdaderamente merece atención.
Un saludo fraternal,
Pedro E. Torres Cartagena
Madrugador de María

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