(Guavate) – Este pasado primero de junio nos reunimos
nueve madrugadores en la parroquia San Esteban Protomártir de Caguas en
Guavate. Entre canticos y buena conversación,
comenzamos con la invocación del Espíritu Santo para que nos guiara durante la
madrugada. Cada uno de los presente
expuso sus intenciones por familiares y conocidos, por la salud y recuperación de
nuestro coordinador Heraclio y su familia.
Compartimos las laudes y la liturgia de la
palabra. Luego de la liturgia tomamos
unos minutos para compartir nuestro sentir y el mensaje de las mismas, y puedo
decir que coincidimos en que aquel que busca a Dios no tiene nada que perder,
sino mucho que agradecer porque aun en los momentos más difíciles de nuestras
vidas ahí esta Dios fiel y firme, reconociéndonos como sus consentidos. Y reafirmándonos que el ser humano es un ser frágil
que no puede progresar sin su ayuda en ningún asunto. Quien saca a Dios de su vida se condena dos
veces, porque le toca vivir esta vida terrestre bajo el sobrio matiz de la
angustia y el sufrimiento; y luego de esta vida terrenal la continuación eterna
del infierno que comenzó en la tierra.
Es lo mismo cuando la tragedia nos golpea nos
preguntamos donde estaba Dios en ese momento, pero es porque seguimos cegados
por el estilo de vida, sin un Dios vivo, que hemos decidido vivir. Pero si tomamos unos pasos hacia atrás y
miramos con determinación nos daremos cuenta, que lo que sucede es; que Dios no
está en nuestras vidas, y nos preguntamos donde hemos dejado a Dios, le hemos
saco del gobierno, de las escuelas, fuera de nuestros hogares y de nuestras
familias, fuera de nuestras vidas. Y cuando esto sucede no podemos esperar nada
más que caos y total desorden.
Pero no tiene que ser así. Mientras tengas tiempo en esta tierra busca a
Dios, cuando salgas de tu casa ofrécele una oración, cuando las cosas no salgan
como esperabas, cuéntale lo que sucede, hazlo parte de tu vida, tráele a tu
casa, a tu familia. Para cuando un golpe fuerte llegue no haya nada porque
cuestionarnos y veamos la verdadera libertad; y la confianza que Dios te dará y
por el cual te sentirás inmerecidamente agradecido.
¿Cuál es tu sentir?
Un abrazo fraternal.
Pedro E. Torres Cartagena
Madrugador de Maria
Cayey, Puerto Rico
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