(Cabo Rojo) – Este pasado sábado 8 de diciembre del 2012 fue nuestro encuentro nacional en el Santuario de Schöentatt en Cabo Rojo. Allí se reunieron algunos setenta Madrugadores en representación de los diferentes pueblos de la isla como Gurabo, Barranquitas, Bayamón, Dorado, Manatí, Arecibo, Cabo Rojo, Cayey, Caguas (Guavate) y Ponce. Para este día se coordinaron unas charlas y una misa de clausura al final del día.
El encuentro comenzó con una charla del Reverendo Diacono Rojas, quien nos visito desde Florida para compartir el tema de Hogar Santuario. En esta charla el madrugador tuvo la oportunidad de evaluar lo que verdaderamente es un hogar, su rol en ese hogar, lo que necesita para mantener ese hogar, los impedimentos a los que se puede enfrentar, que lo pueden desviar de su rol y de la importancia de su mismo hogar.
Decía el Reverendo Rojas que para formar un santuario hogar se requiere de una casa física, donde el hogar se vaya formando, donde por su condición de ser un hogar tiene que dar forma a una Iglesia domestica que seria lo que da como resultado, lo que se conoce como Santuario Hogar.
En este esquema el varón, y siguiendo el mismo orden, se convierte en proveedor de una casa física, en amor dentro de su hogar, en sacerdote dentro de esa iglesia domestica, y en misionero dentro de ese Santuario Hogar.
Para conseguir establecer este santuario hogar se requiere como en toda otra inversión, el dinero como proveedor, el aprender a amar como cabeza de ese hogar, la constante practica de los sacramentos para mantener esa iglesia domestica; el compromiso, la practica y la entrega como misionero de ese Santuario Hogar.
Y la realidad en la que nos podemos ver envueltos; que se convierten en impedimentos para entorpecer el orden y flujo de este santuario hogar como podría ser la economía o el desempleo como proveedor, los vicios o el desenfoque de poner a la familia en segundo plano como cabeza del hogar, la superficialidad de la fe como sacerdote de esa iglesia domestica y las distracciones modernas como los teléfonos, televisión, computadoras que entorpecen tu compromiso como misionero del Santuario Hogar.
También tuvimos el placer de escuchar al Licenciado Jose Fronteras, joven intelectual, doctor en leyes y derecho Internacional que expuso el tema de Nuestra Fe vista desde el documento Porta Fedei y las experiencias de Padre Kentenich. Una fascinante charla que posiblemente tengamos disponible en línea.
Para entender lo que es la fe, el doctor Fronteras nos llevo al fundamento, a lo mas básico de lo que entendemos como fe y lo definió como “La fe es el convencimiento genuino” e hizo la distinción que a veces entendemos que la fe es conocimiento; pero podemos conocer y no creer, que es muy diferente a creer sin conocer; esto es fe.
El doctor Fronteras comentó de cinco condiciones de la verdad de fe las cuales deben ser nuestro norte, saber que:
1)
Dios es amor,
2)
El amor fue revelado por Jesucristo,
3)
Jesucristo muerto y resucitado trajo la salvación,
4)
La salvación es liberación y
5)
La liberación es manifestada por el Espíritu Santo.
Enfatizó que no hay fe sin esperanza. Para satisfacer nuestra necesidad de encontrar la fe tenemos que ser genuinos porque la fe se hace realidad si hay fe práctica en la divina providencia.
Como parte de los eventos también se dieron diferentes dinámicas de enriquecimiento espiritual. También se nos hizo un llamado al apostolado, en forma de una dinámica donde el madrugador, basado en las charlas, se comprometía a una meta, un pacto íntimo entre La Mater y el, para sellar un compromiso mas legitimo. La mayoría participo y acogió con entusiasmo la dinámica.
Alrededor de las tres de la tarde en un evento de alrededor una hora culminamos con la Santa Misa, los pactos y las peticiones particulares.
Pedro E. Torres Cartagena
Madrugador de Maria
Cayey, Puerto Rico
ANUNCIO:
“La fe sin la caridad no da fruto, y
la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La
fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir
su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está
solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más
importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo
de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el
rostro del Señor resucitado es compañera de vida que nos permite distinguir con
ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de
percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada
uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el
mundo”. 
